¿Te gustaría conocer sobre los anticonceptivos? Aunque muchas mujeres usamos como método anticonceptivo la «píldora», todavía existen muchas dudas y preguntas sobre cómo funcionan, cuáles debemos tomar, qué tan efectivas son y cómo debemos usarlas correctamente.
Con tanta información circulando por todos lados, es normal que haya mucha confusión, por eso es importante conocer los mitos y realidades sobre este tipo de anticonceptivos.
1. Mito: Todas las pastillas anticonceptivas son iguales y sirven para cualquier mujer.
Falso.
El uso específico de los anticonceptivos orales depende de los requerimientos de cada mujer, es por eso que se ha convertido en una indicación personalizada. Es recomendable y de suma importancia que cada mujer visite a su médico para que le recomiende el método que más le conviene.
2. Mito: Las pastillas no tienen ningún efecto adverso.
Falso.
Como cualquier otro medicamento, las pastillas anticonceptivas tienen efectos colaterales beneficiosos pero también negativos.
Los efectos adversos se dan en una muy pequeña cantidad de mujeres, pero existen; pueden producir alteraciones en la coagulación o aumentar el tamaño de tumores ya existentes (de mamas o de ovarios). Por eso es importante la indicación individual para cada mujer.
3. Mito: Los anticonceptivos orales engordan.
Falso.
Este es uno de los mitos más difundidos, sin embargo, el uso de ellos puede producir retención de líquidos lo que se traduce en un pequeño aumento de peso. Nada de que alarmarse, este efecto es transitorio y desaparece en uno o dos meses.
4. Mito: El uso prolongado de la píldora puede producir infertilidad.
Falso.
El efecto de la píldora es transitorio, por lo que una vez que se dejan de consumir las pastillas, se activa el proceso normal de ovulación.
5. Mito: el uso de anticonceptivos produce acné, puntos negros, aparición excesiva de vellos y reseca el cabello.
Falso.
Casi todas las pastillas anticonceptivas tienen muy buen efecto reduciendo la producción de hormonas que producen la aparición excesiva de vellos y de acné. Incluso, hay mujeres a las que su médico les indica el uso de anticonceptivos orales como tratamiento para reducir estas molestias.
Realidad
1. Fumar y tomar pastillas anticonceptivas no es compatible.
Está contraindicado el fumar e ingerir anticonceptivos; debido a que hay gran riesgo de sufrir complicaciones severas tales como, trombosis venosas que es la formación de grandes coágulos de sangre en las venas de las piernas, por ende trastornos de la circulación sanguínea y aparición de várices.
2. La píldora anticonceptiva aporta múltiples beneficios.
Disminuye la cantidad e intensidad de la menstruación, la regulariza y disminuye los síntomas del síndrome premenstrual. También contribuye a disminuir el riesgo de aparición de quistes y tumores malignos en los ovarios.
3. Las pastillas anticonceptivas solo previenen embarazos. Es recomendable el uso del preservativo para evitar contraer algún tipo de infección de transmisión sexual.
4. Los anticonceptivos orales están contraindicados en pacientes que padecen de hipertensión arterial; sin embargo todo depende del tipo de anticonceptivo oral a utilizar, es por esto que es de vital importancia que cada mujer consulte a su médico y que cada tratamiento sea personalizado. Para este tipo de pacientes es recomendable la ingesta de píldoras que sólo contengan progesterona (un solo tipo de hormona) y NO aquellas píldoras que combinan dos tipos de hormonas como los estrógenos y la progesterona. De igual manera sucede con las pacientes en período de lactancia, diabéticas con complicaciones y pacientes fumadoras mayores de 35 años de edad.
El uso efectivo de los anticonceptivos orales depende del cuidado que les demos, por eso es importante que consultes con tu médico cuando inicies el uso de estos medicamentos.
Además es recomendable que se tomen todos los días a la misma hora para obtener mejores resultados, evitar fumar y así prevenir complicaciones sistémicas, utilizar otro método anticonceptivo si se ha olvidado la toma de la píldora por más de dos días y así poder disfrutar plenamente de una vida sexual saludable.