Lograr establecer una rutina de ejercicio e incorporarla a nuestras vidas es uno de los hábitos más sanos que podemos adquirir. Ejercitar nuestro cuerpo nos ayuda a liberar y generar energía, soltar toxinas, mantener un buen peso corporal, tonificar nuestros músculos, aumentar nuestra vitalidad, combatir y prevenir enfermedades, dormir mejor y hasta incrementar nuestra libido.
Sin embargo, al momento de poner tu cuerpo en movimiento debes tener en cuenta muchos más factores además del ejercicio. Considerar aspectos como el tiempo de entrenamiento, el tipo de actividad, el ambiente de tu entorno y la alimentación hace la diferencia entre un buen entrenamiento y uno flojo.
Antes
No es recomendable hacer ejercicio con la barriga llena. Si bien necesitamos buen combustible para hacer funcionar nuestro cuerpo, es suficiente con que nos alimentemos dos o tres horas antes de ejercitarnos. Si hacemos ejercicio en plena digestión, nuestros músculos no rendirán a toda máquina, ya que la sangre y energía del cuerpo estará concentrada en llevar a cabo el proceso digestivo y dejará las extremidades en segundo lugar.
Es recomendable comer proteína, fruta y fibra. Esto es porque nuestro cuerpo absorberá primero aquello que hayamos comido recientemente. Si hemos consumido proteína animal estaremos favoreciendo el desarrollo de nuestros músculos, y si hemos comido fruta o fibra estaremos favoreciendo procesos digestivos y de limpieza del organismo.
Algunos platos o alimentos ideales para comer de dos a tres horas antes de entrenar:
- Sándwich con queso y proteína animal, acompañado de una fruta.
- Cereales en barra o con leche, acompañados de fruta.
- Ensalada con pollo o atún.
- Galletas de trigo o cereales completos.
- Pan de granos.
Si tienes un metabolismo ágil y necesitas comer varias veces al día, puedes ingerir un pequeño bocado 30 minutos antes de iniciar tu rutina. Así garantizas no sobrecargar tu cuerpo con comida, pero tampoco sufrir hambre durante el ejercicio. Para esto te recomendamos:
- Puñado de frutos secos (maní, almendras, nueces, frutas deshidratadas).
- Yogurt acompañado de una pequeña porción de frutas.
- Batido de frutas o jugo natural.
- Barra de cereal.
Durante
Lo más importante durante el ejercicio es la hidratación. Basta con que tomes una buena cantidad de agua mientras te ejercitas para que tu cuerpo no se deshidrate ni pierda nutrientes.
También debemos procurar mantener activa la producción de glucosa, ya que ésta es uno de los combustibles más efectivos con los que cuenta nuestro cuerpo. Normalmente, tu organismo debería ser capaz de evacuar la glucosa acumulada en su interior para llevar a cabo una rutina de 90 minutos de ejercicio. Sin embargo, hay quienes sienten agotamiento y necesitan reponerse en medio de estos 90 minutos. Algunos atletas consumen durante el ejercicio:
- Bebidas deportivas.
- Jugo de fruta natural.
- Medio cambúr.
- Un puñado de uvas pasas o frutas deshidratas.
Después
El momento después de hacer ejercicio es determinante para que tu cuerpo aproveche el movimiento que acaba de generar. Aquí tus músculos reconstruyen y generan nuevos tejidos, todo tu metabolismo está activado, tu sangre se oxigena, tus pulmones se expanden y tu digestión se pone en marcha. Para recuperarte después del ejercicio te recomendamos:
- Verduras frescas, al vapor o asadas.
- Carne magra o pescado.
- Arroz o papa.
- Ensalada con variedad de legumbres.
Ejercitarte bien es sólo el comienzo de una rutina saludable. Ayudar a tu cuerpo a prepararse y recuperarse con una buena alimentación es fundamental para que el ejercicio que haces surta efecto y te haga bien.