La Vitamina C es necesaria para el crecimiento y desarrollo normal de nuestro cuerpo.
Este tipo de vitaminas no las produce nuestro organismo ni las almacena. Por lo tanto, debemos consumir diariamente distintos alimentos que la contengan.
La Vitamina C se usa para:
– Sanar heridas y promover la cicatrización.
– Reparar y mantener saludables los cartílagos, huesos y dientes.
– Es necesaria para la producción de células para nuestra piel, tendones, ligamentos y vasos sanguíneos.
– Es antioxidante y actúa en contra de los radicales libres, los cuales pueden producir envejecimiento prematuro, artritis, cáncer, entre otros.
Se dice que la Vitamina C reduce el riesgo de padecer resfriado común, pero se ha demostrado que en realidad, hace que esos resfriados sean de corta duración y los síntomas que se presentan sean mucho más leves.
Todas las frutas y verduras contienen grandes cantidades de Vitamina C, podemos mencionar; frutas cítricas como naranjas, limones, piñas y toronjas, kiwi, lechosa, fresas, moras, mangos y melones.
En cuanto a las verduras; brócoli, pimentón, espinacas, repollo, tomates.
Algunos cereales y otros alimentos poseen vitamina C. Los alimentos cocidos o almacenados por largos períodos de tiempo pueden perder la cantidad de vitamina C que poseen, por eso es recomendable consumirlos crudos o sin cocer para aprovechar al máximo esta vitamina.
También podemos encontrar suplementos que contengan esta vitamina y existen distintas presentaciones como pastillas efervescentes, masticables, cápsulas entre otros. Estos ayudan a complementar las deficiencias vitamínicas de nuestro organismo.
La mejor forma de obtener los requerimientos diarios de las vitaminas esenciales, entre ellas la vitamina C, es consumiendo una dieta equilibrada que contenga una variedad de alimentos.