La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos. La glucosa proviene de los alimentos que consumimos y es muy importante en la formación de energía que necesitamos para todas las funciones de nuestro organismo. La insulina y el glucagón son las hormonas que regulan los niveles de glucosa, la primera se encarga de bajar esos niveles y la segunda de aumentarlos cuando hay una disminución por debajo de los niveles normales.
Hay dos tipos de diabetes, tipo 1 y tipo 2:
En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina debido a procesos autoinmunes que destruyen las células B pancreáticas, que son las encargadas de producir la hormona. Es más frecuente en pacientes menores de 20 años. Estos son los llamados insulinodependientes .
En la diabetes tipo 2, el cuerpo produce insulina, pero ésta es anómala o debido a algún otro mecanismo el cuerpo no la reconoce y no cumple su función. Se presenta en adultos mayormente. Es el tipo de diabetes más común.
Sin suficiente insulina, ya sea debido a su producción nula o a su producción defectuosa, la glucosa permanece en la sangre. Con el tiempo, este exceso puede causar problemas serios, como lesiones en los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales e incluso la necesidad de amputar un miembro. Las mujeres embarazadas también pueden desarrollar esta enfermedad, la llamada diabetes gestacional.
Los síntomas y signos más comunes que se presentan son:
Sed constante.
Deseo frecuente de orinar.
Aumento del apetito.
Cansancio.
Pérdida de peso.
Para el diagnóstico de la diabetes se debe realizar un examen de sangre que evalúe los niveles de glucosa (glicemia). Basándose en estos resultados se puede hacer un diagnóstico definitivo o presuntivo de la enfermedad:
1) Una glicemia al azar mayor a 200 mg/dl con síntomas y signos clásicos.
2) Una glicemia en ayunas mayor a 126 mg/dl.
3) Una glicemia a las 2 horas después de ingerir una carga de glucosa de 75g mayor a 200 mg/dl.
Estos tres resultados son suficientes para hacer el diagnóstico definitivo de la diabetes, sólo con uno podemos sospechar la presencia de esta enfermedad y se confirma con la realización de los otros dos. Además se debe repetir la prueba otro día, pues la dieta alta en carbohidratos podría influir en los resultados de los exámenes.
Fuente: Medline